Cruza el aire. Lo veo,
se asoma tras el oleaje calmado
que respira.
Bajo solitario hasta la playa de Las Canteras,
traspaso la línea de arena ancha,
y dejo atrás
el ruido de la ciudad:
la tarde cálida del verano cae sobre su espalda.
Mar adentro, margullo,
buscando
la luz que se pierde en el fondo,
el silencio solemne del océano,
la calma de tu imagen a mi lado.
A veces, pienso,
que quiero quedarme para siempre.